“Don Neto”. Retrato de capo nonagenario
Ernesto Fonseca Carrillo, “Don Neto”, está por cumplir noventa y cinco años. Pasó más de treinta en prisión acusado de narcotráfico y del asesinato del agente de la DEA, Enrique Camarena, ocurrido en 1984. Fue detenido en 1985 y pasó tres décadas preso. En 2015 le otorgaron la prisión domiciliaria debido a problemas de salud y desde entonces vive en su casa de Metepec, en el Estado de México. La historia de este personaje del crimen organizado es muy larga. Fue mentor de varios narcotraficantes, entre otros, de Joaquín Guzmán Loera, “El Chapo”; Amado y Vicente Carrillo Fuentes, el primero presuntamente muerto y el segundo preso en Oaxaca. Fonseca Carrillo es tío de los líderes del Cártel de Juárez y maestro en el negocio del tráfico de drogas junto con Pablo Acosta Villarreal, “El Zorro de Ojinaga”, quien también preparó a los hermanos Carrillo en la siembra y distribución de drogas. “Don Neto” fue socio de Miguel Ángel Félix Gallardo y de Rafael Caro Quintero. En el sexenio de Miguel de la Madrid todos ellos vivían en jauja: nadie los molestaba. Pero todo cambió con la muerte de Camarena. Tuvieron que huir y, en menos de dos años, los tres fueron capturados, aunque no extraditados a Estados Unidos. E aquí un retrato de quien es considerado el narcotraficante más viejo del continente Latinoamericano.
Ernesto Fonseca Carrillo parece que busca ganarle la partida a la muerte. Ya supera los noventa y tres años y compurga su condena en su domicilio desde 2015, cuando un tribunal de alzada se la concedió debido a graves problemas de salud.
Maestro de varias generaciones de capos, Don Neto fundó el Cártel de Guadalajara en la década de los setenta, junto con El Jefe de Jefes Miguel Ángel Félix Gallardo y Rafael Caro Quintero, El Narco de Narcos. Vivió en una plenitud casi paradisíaca: nadie lo molestaba hasta que sobrevino el crimen del agente de la DEA, Enrique Kiki Camarena Salazar, quien le seguía los pasos a los jefes del grupo criminal. Por ello lo secuestraron, interrogaron y asesinaron. Desde aquel lejano 1985 Don Neto, Caro Quintero y Félix Gallardo no han vivido en paz sino en prisión, pero sin ser extraditados a Estados Unidos.
Esta es la historia del capo más viejo del continente Latinoamericano:
Dueño de una larga historia en el narcotráfico, Ernesto Fonseca Carrillo, Don Neto, el más veterano, fue maestro de varias generaciones de narcotraficantes, entre quienes destacan sus sobrinos, su hermano y más familiares.
Fonseca Carrillo ahora purga una condena de 40 años por haber ordenado en 1985 el crimen de Enrique Kiki Camarena Salazar. Según las autoridades, en dicho asesinato se confabuló con Miguel Ángel Félix Gallardo y Rafael Caro Quintero, piezas importantes del Cártel de Guadalajara, el más poderoso en las década de los setenta y ochenta.
De acuerdo con fuentes oficiales, los tres narcotraficantes planearon el asesinato de Camarena durante una cena de navidad, celebrada en la casa de Caro Quintero en Guadalajara
Don Neto nació en 1930 en Badiraguato, Sinaloa, tierra de narcotraficantes célebres. Asociado con Félix Gallardo y Caro Quintero –los más poderosos de entonces– fundaron el Cártel de Guadalajara. Como capos de la llamada “vieja guardia”, estos hombres controlaban todo el proceso en el negocio del narcotráfico, desde la siembra hasta la comercialización.
Fueron los primeros en importar cocaína desde Colombia para luego introducirla a Estados Unidos, el país más consumidor del planeta.
Aunque los tres fueron arrestados por el mismo crimen y los mismos delitos: el asesinato de Camarena y narcotráfico, cada uno cumplió su condena de manera diferente. Sentenciado también a 40 años por el caso Camarena, Félix Gallardo continúa en prisión, a pesar de haber solicitado a través de sus abogados la prisión domiciliaria a la que –asegura– tiene derecho por sus 77 años de edad y por las enfermedades que padece.
Caro Quintero fue liberado en 2013 presuntamente por un error, pues un tribunal de alzada consideró que su caso había sido juzgado por una autoridad no competente y debía reponerse el procedimiento. Como ya había compurgado la mayor parte de su pena fue liberado. Cuando se dieron cuenta del error y quisieron enmendarlo, el capo ya estaba en libertad. Giraron orden de captura en 2015 y hasta el 15 de julio de 2022 no se logró su detención, como parte de un operativo de la Marina y la FGR en la comunidad de San Simón, limítrofe con Chihuahua y Sonora, perteneciente a Sinaloa. Durante ese lapso antes de ser recapturado, se asegura que se incorporó al Cártel de Sinaloa y que operó con El Mayo Zambada, los hijos de El Chapo –Iván Archivaldo y Jesús Alfredo– y Aureliano Guzmán Loera, El Guano.
Pero lo cierto es que se volvió la cabeza del llamado Cártel de Caborca, ahora dirigido por su sobrino José Gil Caro Quintero, El Pelo Chino, quien opera el tráfico de drogas a gran escala en Sonora, Veracruz y el Caribe mexicano.
En el caso de Fonseca Carrillo, el destino fue otro. El veterano capo pudo obtener el arresto domiciliario tras haber purgado 30 de los 40 que le impusieron como sentencia por el crimen de Kiki Camarena.
Esta decisión fue tomada por un juez federal. Actualmente Don Neto tiene 93 años de edad y, de acuerdo con sus hijas, padece 18 enfermedades, entre otras, un tumor en el colon y glaucoma en ambos ojos.
Fonseca Carrillo pasa sus días de prisión en una residencia ubicada en el Estado de México. El capo porta un brazalete electrónico, es vigilado a través de un sistema de circuito cerrado de televisión durante las 24 horas del día y algunos guardias, habilitados por el Poder Judicial, lo vigilan directamente en su domicilio.
Para el gobierno de Estados Unidos, Fonseca Carrillo fue uno de los capos emblemáticos en la década de los años ochenta. Se asegura que realizaba operaciones de tráfico de drogas y lavado de dinero en Estados Unidos, México, Colombia y otros países de América Latina.
Tras la conformación del Cártel de Guadalajara, Miguel Ángel Félix Gallardo, Caro Quintero y Fonseca Carrillo se encargaron de estrechar los lazos criminales con capos de otros países. Entre otros, con Colombia, donde operaba en aquel tiempo el poderoso Pablo Escobar, jefe del Cártel de Medellín.
Don Neto fue detenido en 1985 cuando se encontraba en Puerto Vallarta, Jalisco. Desde allá fue llevado al reclusorio Oriente, donde pasó un tiempo, hasta que después fue internado en el penal de Puente Grande, Jalisco, el mismo de donde en 2001 se fugó Joaquín El Chapo Guzmán Loera.
A finales de los años setenta y principios de los ochenta, El Chapo ya operaba en el crimen organizado. Era lugarteniente de El Jefe de Jefes. Junto con él también trabajaba Héctor Luis Palma Salazar, El Güero Palma, quien se encuentra preso en el penal del Altiplano por el homicidio de un agente, ocurrido en los años ochenta.
El crimen de Camarena.
Enrique Kiki Camarena Salazar vivía en Guadalajara, cuna del Cártel del mismo nombre. Vivía en un céntrico hotel. En su habitación tenía a su disposición diversos sistemas de telecomunicaciones, mediante los cuales intervenía los teléfonos de los principales capos, entre ellos, Miguel Ángel Félix Gallardo, Rafael Caro Quintero y Ernesto Fonseca Carrillo.
El agente de la DEA le seguía los pasos a los tres, quienes habían sembrado terror y miedo en el occidente mexicano. Por ello, Camarena fue secuestrado. Se asegura que el responsable de esta operación fue Tomás Morlet Borquéz, un agente de la Dirección Federal de Seguridad que, a raíz del secuestro, murió a tiros por la policía mexicana en 1985 en Guadalajara.
El agente de la DEA fue llevado a Michoacán. Fue torturado e interrogado en una casa de seguridad. El interrogatorio fue grabado. Le preguntaban, por ejemplo, qué personajes en el gobierno conocían la información que él sabía. Fueron varios días de tortura y de interrogatorio, hasta que finalmente fue asesinado.
Este crimen derivó en una crisis aguda en las relaciones bilaterales entre México y Estados Unidos. El gobierno norteamericano exigía justicia y la captura de los narcotraficantes que habían participado en el crimen. Cuando el cuerpo de Camarena fue encontrado, se desató un verdadero escándalo nacional. En todos los diarios del país aparecía el cuerpo del agente de la DEA asesinado y la fotografía de los tres capos que, según el gobierno, habían participado en el crimen.
Los narcotraficantes comenzaron a ser buscados por todo el país. Rafael Caro Quintero huyó a Costa Rica y se refugió en la casa de Sara Cosío Vidaurri, la hija del exsecretario de Educación Octavio César Cosío Vidaurri y sobrina de Guillermo Cosío Vidaurri, gobernador de Jalisco de 1989 a 1992.
Ernesto Fonseca Carrillo, Don Neto, se refugió en la casa de un amigo suyo en Puerto Vallarta, Jalisco. Ahí se acomodó en una habitación, mientras sus hombres lo protegían.
Los propios testigos de los hechos aseguran que Don Neto se pasaba las horas y los días escuchando las grabaciones del interrogatorio a Camarena. Paralelamente, bebía coñac en grandes cantidades.
Su ubicación fue detectada por el gobierno federal debido a que sus pistoleros, hartos del encierro que vivían, se fueron de fiesta y en un bar de Puerto Vallarta se desató una balacera en la que ellos participaron. Fueron arrestados y luego los agentes federales acudieron al domicilio donde estaba el capo. Cuando la policía llegó, Don Neto estaba en su recámara. Le avisaron que la policía iba por él. Los restantes hombres que le protegían intentaron defenderse con las armas que tenían escondidas en la casa, pero Fonseca Carrillo los detuvo y dijo que se entregaría.
Así lo hizo. El capo fue llevado ante las autoridades del estado de Jalisco y luego fue trasladado a la Ciudad de México. En su primera audiencia, Don Neto aparece sonriendo y haciendo la señal de victoria con los dos dedos de su mano derecha. El mensaje, según quienes lo interpretaron, era que pasaría un corto tiempo en la cárcel.
Pero no fue así. Fonseca Carrillo fue sentenciado a 40 años de cárcel, de los cuales ya compurgó 30. Ahora se encuentra en prisión domiciliaria. Ahí espera cumplir los años que le faltan de cárcel, si es que antes la muerte no lo libera de su pena. Pero al paso que va, todo indica que Fonseca Carrillo busca ganarle la partida a la muerte.