Educadores desaparecidos en Frontera Comalapa.
El 15 de agosto de 2024 marcó otro día oscuro para la comunidad educativa de Frontera Comalapa, Chiapas: Rosa Magdalena Muñoz Espinosa, respetada maestra de educación preescolar, desapareció en medio de la tarde. Asignada a la zona escolar 069 de Tapachula, fue vista por última vez en las calles del municipio alrededor de las 3:00 p.m., y su última comunicación con su familia ocurrió a las 3:30 p.m. Esto llevó a su familia a iniciar una búsqueda desesperada, solicitando ayuda a través de las redes sociales.
El desenlace fue trágico y alarmante. Apenas un día después, el 16 de agosto, Rosa Magdalena fue encontrada sin vida. Las circunstancias de su muerte aún no han sido esclarecidas, aunque testimonios anónimos sugieren que pudo haber sido testigo de un secuestro. Este suceso no sólo conmocionó a su familia y amigos, sino también a la comunidad educativa y al municipio en general.
El sábado 17 se celebró una misa de cuerpo presente en la Iglesia de La Concepción, donde la comunidad se unió en oración por su descanso. Posteriormente, Rosa Magdalena fue sepultada en el panteón local, dejando tras de sí un vacío profundo en sus seres queridos y en sus alumnos.
La Sección 7 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) en Chiapas emitió un comunicado lamentando profundamente la pérdida de su compañera. Sin embargo, el caso de Rosa Magdalena no es un incidente aislado en la región, lo que ha encendido las alarmas sobre el clima de inseguridad que afecta a Frontera Comalapa.
El mismo 15 de agosto, en otro hecho inquietante, Ana Lilia Samayoa Calderón, secretaria en una escuela secundaria estatal y activa colaboradora de una iglesia evangélica, desapareció junto con su esposo, José Manuel Vázquez Moreno, maestro de una preparatoria en el mismo municipio. Según relatos de testigos, la pareja desapareció mientras se trasladaba de Comitán de Domínguez a Frontera Comalapa en un vehículo tipo Jetta gris con placas DSG633C. Las primeras investigaciones sugieren que su desaparición podría haber sido resultado de estar en el lugar y en el momento equivocados, aunque no se descartan otras hipótesis.
La desaparición de Ana Lilia y José Manuel ha dejado a su familia y amigos sumidos en la angustia y el dolor, aunque mantienen la esperanza de que ambos regresen con vida. Los familiares han instado a la ciudadanía a compartir los boletines de búsqueda emitidos por la Fiscalía General del Estado de Chiapas, con el número 426/2024, con la esperanza de obtener pistas sobre su paradero.
“Dios, fuerte y misericordioso, tú sabes muy bien que Ana Lilia y José Manuel son fieles a tu palabra, que te han servido con el alma entera. Te pedimos que hagas el milagro y nos los regreses con bien”, es el clamor de sus seres queridos, reflejando la profunda fe que mantiene la esperanza viva en medio de esta crisis.
Las desapariciones forzadas en Frontera Comalapa son un reflejo del creciente nivel de violencia e inseguridad que azota la región, afectando a todos los sectores de la sociedad, incluyendo a aquellos dedicados a la educación. Maestros, maestras y personal administrativo se encuentran ahora bajo una amenaza constante, lo que ha generado una atmósfera de miedo e incertidumbre en la comunidad.
Este panorama de violencia creciente en Frontera Comalapa es parte de una problemática más amplia que afecta a Chiapas y que demanda una respuesta urgente y coordinada por parte de las autoridades. Las desapariciones de Rosa Magdalena, Ana Lilia y José Manuel son un sombrío recordatorio de la vulnerabilidad de los ciudadanos ante la delincuencia y la impunidad que impera en la región.
La comunidad educativa, junto con la sociedad civil, exigen justicia y mayor seguridad, esperando que estos trágicos eventos sirvan para que las autoridades tomen medidas decisivas para proteger a aquellos que dedican sus vidas a la educación y al servicio comunitario.