Bitácora Chiapas: comienzos de noviembre.
Caravana “No más sangre de migrantes” parte de Tapachula rumbo a la Ciudad de México.
Este martes 5 de noviembre se tenía planificada la partida de dos caravanas de migrantes simultáneamente desde Chiapas, a unos 15 kilómetros de la frontera con Guatemala, y de la capital chiapaneca Tuxtla Gutiérrez. La información había sido confirmada por Luis Rey García Villagrán, director de la organización Dignificación Humana.
La salida de las caravanas se concebía en coincidencia con la jornada electoral en Estados Unidos, donde el candidato republicano Donald Trump se enfrenta a la demócrata Kamala Harris por la presidencia. García Villagrán explicó que estas movilizaciones buscan dignificar la migración, en especial la de mujeres y niños, en un contexto donde se han reportado casos de secuestros masivos y extorsiones. “Decimos un YA BASTA a la falta de aplicación de la Ley de Migración, específicamente su artículo 52”, agregó.
Los grupos migrantes se componen mayoritariamente por personas de Honduras y Venezuela, seguidos por guatemaltecos, salvadoreños, nicaragüenses, haitianos, cubanos, costarricenses, brasileños, nepalíes, afganos y jordanos. La diversidad de nacionalidades refleja una situación migratoria compleja en toda la región, donde miles de personas se ven obligadas a dejar sus hogares debido a crisis económicas, violencia, persecución política y catástrofes naturales.
García Villagrán denunció que tanto el gobierno de México como el de Estados Unidos buscan que los migrantes se queden atrapados en la frontera sur. Actualmente, se estima que hay alrededor de 45 mil migrantes varados en esa zona, lo que pone de manifiesto la falta de infraestructura adecuada para albergarlos.
El defensor de los derechos humanos de migrantes advirtió sobre las amenazas de deportaciones masivas por parte de los candidatos presidenciales estadounidenses, lo que repercutiría en la situación en la frontera sur de México. “Tapachula y la Frontera Sur no son el patio trasero de nadie. Los migrantes no son moneda de cambio de las políticas de esos partidos políticos americanos”, afirmó García Villagrán.
Como se había anticipado en días anteriores, 2 mil 500 migrantes iniciaron hoy su recorrido desde el parque Bicentenario en Tapachula, Chiapas, con rumbo a la Ciudad de México para, en última instancia, llegar a la frontera norte de México con los Estados Unidos, donde miles de migrantes esperan poder cruzar hacia territorio estadounidense en medio de un contexto marcado por elecciones y cambios en las políticas migratorias.
La caravana denominada “No más sangre de migrantes” que partió hoy de Tapachula es la única que se concretó de las dos programadas para hoy 5 de noviembre de 2024, ya que la caravana programada desde el parque central de Tuxtla Gutiérrez fue cancelada a última hora. Los organizadores esperan que, en un lapso de cinco días, el contingente que avanzó desde Tapachula llegue al municipio de Arriaga, en la frontera entre Chiapas y Oaxaca, donde se prevé la concentración de más de 8000 migrantes. Allí, los migrantes planean unirse a otras personas en la carretera costera para formar una “mega caravana” en dirección a la Ciudad de México.
Una de las principales demandas de los migrantes es que el Instituto Nacional de Migración (INM) implemente políticas que faciliten el tránsito seguro por el país, así como apoyo humanitario que les permita continuar su camino hacia el norte. En la capital mexicana, esperan presentar sus peticiones a las autoridades migratorias y de derechos humanos, buscando obtener documentos que les permitan el tránsito seguro por el país sin el riesgo de ser detenidos o deportados.
La caravana “No más sangre de migrantes” surge en un momento en que la situación para ellos en México se ha vuelto cada vez más peligrosa. Según los organizadores, el país ha sido escenario de múltiples ataques y violencia contra personas en tránsito, situación que ha llevado a la muerte de personas de distintas nacionalidades en diversas zonas del territorio mexicano. Los organizadores enfatizan que la caravana también es una forma de denuncia ante el incremento de agresiones y la falta de respuesta adecuada de las autoridades mexicanas para proteger a las personas en movilidad.
Uno de los voceros de la caravana, Yeison Díaz, declaró en una entrevista que el endurecimiento del programa CBP One en Estados Unidos ha complicado enormemente el acceso a asilo en ese país, aumentando la desesperación entre los migrantes. Ante esta situación, la caravana también tiene como objetivo solicitar al gobierno mexicano alternativas de protección, como permisos de residencia o refugio que les permitan trabajar y permanecer de manera legal en el país. Muchos de los integrantes de la caravana expresaron que, si Estados Unidos mantiene sus políticas restrictivas, México podría ser una opción viable siempre y cuando se les permita regularizar su situación y acceder a un empleo seguro.
El endurecimiento del programa CBP One en Estados Unidos ha sido uno de los factores que más ha impulsado a los migrantes a tomar medidas desesperadas como unirse a estas caravanas. CBP One, la aplicación que los migrantes deben usar para agendar citas en los puntos de entrada de Estados Unidos, ha generado frustración por sus constantes fallas y limitaciones, lo cual ha dejado a miles de personas varadas en la frontera sur de México sin opciones claras para avanzar.
Se espera que las dificultades sean considerables a lo largo del recorrido, ya que deberán atravesar zonas con climas extremos y enfrentarse a la hostilidad de algunas autoridades y grupos criminales. Además, las condiciones sanitarias en las caravanas suelen ser precarias, lo que incrementa el riesgo de enfermedades y otros problemas de salud. Las familias con niños pequeños, mujeres embarazadas y personas mayores enfrentan una vulnerabilidad particular durante el trayecto.
A lo largo de su ruta por la carretera costera de Chiapas y Oaxaca, los migrantes deberán sortear múltiples desafíos. El trayecto, que de por sí implica un desgaste físico y mental importante, se complica debido a la presencia de retenes y operativos de seguridad que suelen detener el avance de las caravanas. En muchos casos, los migrantes también enfrentan actos de extorsión y abuso por parte de autoridades locales y grupos delictivos, lo que aumenta la incertidumbre y la desesperación entre los integrantes de la caravana.
Los migrantes, además, han expresado su preocupación por el acceso a alimentos y agua durante su recorrido. Los recursos son escasos y dependen en gran medida de la solidaridad de comunidades locales o de organizaciones humanitarias que, en algunos puntos del recorrido, brindan apoyo con alimentos y servicios médicos básicos. Sin embargo, la capacidad de estas organizaciones es limitada y, en muchos casos, no alcanza para cubrir las necesidades de una movilización de tal magnitud.
Ante la imposibilidad de acceder a territorio estadounidense, los migrantes que forman parte de esta caravana están considerando solicitar al gobierno de México una residencia temporal que les permita trabajar y vivir en el país de manera legal. Para muchos, esta alternativa representa una última esperanza ante el bloqueo que enfrentan en su intento de alcanzar el “sueño americano”.
La caravana “No más sangre de migrantes” simboliza la desesperación de miles de personas que, huyendo de situaciones críticas en sus países de origen, buscan seguridad y mejores oportunidades. Con su paso por México, los migrantes exigen condiciones de tránsito seguro y el respeto a sus derechos humanos, resaltando la urgencia de una respuesta humanitaria ante la crisis migratoria que afecta a todo el continente.
Las próximas semanas serán claves para el desarrollo de esta movilización, especialmente cuando lleguen a la Ciudad de México, donde esperan ser escuchados por las autoridades mexicanas. En última instancia, para estas personas en tránsito, la caravana es una forma de resistencia y una llamada de atención al mundo sobre la difícil realidad que enfrentan.