Migrantes: entre el crimen y la impunidad
El secuestro en Tamaulipas de los 31 migrantes al término del año 2023 se mantiene sin explicación concreta. Al parecer no es voluntad de las autoridades competentes aclarar quiénes fueron los responsables ni señalar a nadie.
Todo se prefiere dejar en el plano nebuloso y no escarbar mucho en algo que sucede frecuentemente. Mientras, se aplaude como un logro la recuperación íntegra de los secuestrados el 3 de enero de 2024.
Y es cierto el logro, pero también lo es la cortina mediática desplegada para desviar la atención de lo que sucede repetida, dramática y trágicamente.
Resultó un misterio el secuestro de treinta y un migrantes en Tamaulipas, justo comenzando el año 2024. Tres días después del plagio, la secretaria de Gobernación, Luisa María Alcalde Luján, informó en sus redes sociales (particularmente en X) que las personas plagiadas habían sido liberadas con vida. Mencionó que eso le había informado el gobernador Américo Villarreal.
Sin embargo, sobre este caso –que no es el único que ha ocurrido en Tamaulipas– surgen muchas preguntas que el gobierno federal no ha respondido. ¿Quiénes secuestraron a los migrantes? ¿Los secuestradores son miembros de algún grupo criminal? Se afirma que el rescate se logró debido a una fuerte labor de inteligencia entre autoridades estatales, federales y la Guardia Nacional, pero nada se dice respecto a la causa del secuestro y el objetivo de los criminales: si cobrar rescate o utilizarlos como trabajadores del crimen organizado.
Para el gobierno federal estas preguntas no tienen respuesta. Y al mensaje de la secretaria de Gobernación siguió el del vocero presidencial, Jesús Ramírez Cuevas, que también en su cuenta de X sólo se refirió al rescate de los migrantes sanos y salvos pero no entró al terreno de las explicaciones que la sociedad necesita.
De acuerdo con los informes oficiales, los treinta y un migrantes fueron privados de su libertad en una de las carreteras más peligrosas del país: la que comunica a Reynosa con Matamoros, catalogada como una ruta de muerte.
El grupo estaba conformado por personas oriundas de Honduras, Venezuela, Ecuador, Colombia y México, incluyendo menores de edad. Los datos indican que los migrantes fueron obligados a descender de un autobús del Grupo Senda que tenía grabado el número 9570.
El gobierno de Tamaulipas, encabezado por Américo Villarreal –a quien ligaron públicamente con el Cártel del Noreste cuando compitió como candidato por la gubernatura– expuso que se llevó a cabo una labor de monitoreo de teléfonos celulares de los involucrados. También se analizaron videos grabados por el Sistema de Vigilancia del autobús, se hizo un seguimiento de las rutas del traslado y búsquedas en campo con binomios caninos.
Esto sugiere que las autoridades estatales podían determinar qué grupo perpetró el secuestro de los migrantes.
Tras esa intensa búsqueda, los migrantes fueron hallados sin un rasguño en el municipio de Río Bravo –cuna de la delincuencia organizada–. Para el gobierno federal este rescate fue un gran logro. Y sí lo es. Pero no hay personas detenidas ni se ha dicho qué grupo criminal operó el secuestro de los migrantes. ¿Por qué hay silencio al respecto? ¿Fue parte del acuerdo entre el gobierno y los criminales? Hay mucho “sospechosismo” en este caso. Tamaulipas –cuna de los cárteles del Golfo, Los Zetas y del Noreste– es “tierra de nadie” desde hace varios años. Sexenios van y vienen y la entidad no puede recuperar la pacificación, pues ese territorio siempre está en guerra.
Ahora que el morenista Américo Villarreal ganó la gubernatura por su partido, llamó la atención que oficialmente se reconociera que el Cártel de Sinaloa, particularmente el brazo que encabeza Ismael El Mayo Zambada, ya esté operando en Tamaulipas asociado con el Cártel del Golfo, en otro tiempo su acérrimo rival.
En años anteriores era imposible que el llamado Cártel del Pacífico pisara territorio tamaulipeco. Al menos eso no ocurría en la etapa de Juan García Ábrego y Osiel Cárdenas –exjefes del Cártel del Golfo–: la rivalidad era mayúscula.
Sin embargo, tras el triunfo de Villarreal, Sinaloa ya se acomodó en Tamaulipas. La misma situación ocurre en Michoacán, Veracruz, Guerrero, entre otros estados donde MORENA gobierna.
Durante el gobierno de Francisco García Cabeza de Vaca el secuestro y muerte de migrantes en Tamaulipas era frecuente. Aún está fresca en la memoria la muerte de 19 personas procedentes de Guatemala que fueron acribilladas por criminales y luego quemadas. Los cuerpos terminaron calcinados. Este hecho terrorífico ocurrió en 2021.
Tampoco hubo detención de miembros de ningún cártel y sólo once policías del estado fueron condenados por ese multihomicidio, tras comprobarse que habían mentido ante las autoridades al rendir sus respectivas declaraciones: dijeron que habían encontrado los cuerpos calcinados. El juez de la causa, Patricio Lugo Jaramillo, sentenció a los agentes por asesinato, abuso de autoridad y delitos en el desempeño de sus funciones administrativas. Las penas alcanzaron hasta 69 años.
De 2021 a la fecha se han presentado otros casos de secuestro y muerte de migrantes que buscan concretar el llamado “Sueño Americano”, pero han perdido la vida en su intento. Tamaulipas es tierra de nadie, pues autoridades y crimen organizado sellaron una suerte de contubernio y eso explica por qué existe un pacto de impunidad.
El caso de los 31 migrantes secuestrados y posteriormente liberados explica por sí sólo que el estado no ofrece garantías de seguridad. Menos mal que los rescataron con vida. A este hecho, que festinan el gobierno de Américo Villarreal y el presidente López Obrador, le falta una explicación detallada por parte de las autoridades.
A pesar de que Tamaulipas tiene un nuevo gobierno, ahora encabezado por MORENA, la inseguridad no ha cambiado. Los secuestros de migrantes y las matanzas se mantienen impunes.
Los datos hablan: en diciembre de 2023 se reportaron al menos cuatro casos de intento de secuestro contra grupos de personas extranjeras. El caso de los 31 migrantes, ocurrido hace unos pocos días (en pleno cierre de año) fue calificado por las autoridades como un hecho “atípico”.
Eso expresó el 3 de enero, durante la conferencia mañanera, la secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana Rosa Icela Rodríguez: “Este tipo de eventos se daba con uno, dos o tres migrantes. pero este número en esa zona es atípico. No es una cuestión que se esté dando frecuentemente, pero nosotros tenemos confianza en que el operativo de búsqueda tendrá resultados, esperemos que más pronto que tarde”. Todo indica que a la funcionaria se le olvidó, entre varios, el caso de los 19 migrantes calcinados en 2021 en el municipio de Camargo y cuyos responsables fueron 11 policías estatales.
En Tamaulipas manda la delincuencia: el 7 de diciembre de 2023, en la central de autobuses de Reynosa, fueron secuestradas 18 personas por parte de sujetos encapuchados y se las llevaron con rumbo desconocido, de acuerdo con una queja interpuesta por familiares de las víctimas en la Comisión Nacional de Derechos Humanos.
Los sujetos armados obligaron a subir a los migrantes en taxis –que forman parte de la red criminal– y los encerraron en un hotel. Luego los trasladaron a una bodega, una suerte de galerón, donde había alrededor de sesenta personas secuestradas. Para liberarlos, los secuestradores exigían un pago de medio millón de pesos por persona.
El 12 de diciembre de 2021, una mujer venezolana identificada como Yeni Briceño compartió en sus redes que minutos después de abordar un autobús de la línea “Futura”, en la terminal de Reynosa, un grupo de sicarios que iba en tres camionetas trató de secuestrarla junto con otros pasajeros. El hecho no pasó a más debido al escándalo que armó.
El 1º de enero de este año cinco personas, también venezolanas, fueron rescatadas por efectivos de la Guardia Nacional mientras eran transportadas por sus plagiarios a bordo de un vehículo que transitaba por la carretera Matamoros-Monterrey -la llamada “ruta de la muerte”-. Tras la persecución, los secuestradores lograron evadirse.
Las víctimas rindieron testimonio sobre su experiencia: relataron que fueron privadas de su libertad luego de que el autobús en el que viajaban –también del Grupo Senda– fue interceptado por un grupo armado.
La situación se agrava más conforme se aproxima el cierre del sexenio. Cuando faltan diez meses para que el presidente Andrés Manuel López Obrador deje el cargo, el país está envuelto en un escenario perturbador de violencia, secuestros y muertes. Con más de 170 mil crímenes, el de AMLO ya es el sexenio más sangriento de la historia.
Los “abrazos y no balazos” simplemente no dieron resultados. O sí, sólo que no habíamos comprendido su significado, ni para quién ha sido el mensaje.