García Cabeza de Vaca: amparado y protegido
Pese a sus negros antecedentes presuntamente criminales, el exgobernador de Tamaulipas busca ser diputado federal plurinominal para acogerse al fuero.
La Fiscalía General de la República (FGR), encabezada por Alejandro Gertz Manero, que ha fallado en la mayoría de sus acciones contra corruptos y presuntos criminales, ahora se apresta a revocar un amparo que interpuso el exgobernador de Tamaulipas, Francisco Javier García Cabeza de Vaca, para no ser detenido.
El exmandatario de Tamaulipas refugiado en Texas está invitado por la coalición PRI, PAN y PRD para ser disputado plurinominal en la próxima Legislatura Federal, pero no podrá arribar a ese puesto si antes no le ratifican el amparo que lo mantiene en libertad condicional y lo absuelven de los delitos que pesan en su contra.
El amparo del que goza le fue otorgado por la jueza octava de distrito con sede en Tamaulipas, Adriana Yolanda Vega Marroquín. La juzgadora ordenó en 2023 la cancelación del mandamiento judicial, la orden de aprehensión dictada por un juez en 2022 por los delitos de lavado de dinero y delincuencia organizada.
La juzgadora Vega Marroquín, al revisar el caso, consideró que la FGR no aportó pruebas suficientes para acreditar que el ahora exmandatario tamaulipeco estaba enlodado en esos delitos; algo curioso y no menos extraño, pues la FGR acreditó el enriquecimiento descomunal del político panista mediante la compra de varios departamentos y casas dentro y fuera de México, así como la constitución de empresas presuntamente para lavar dinero sucio.
Por ello interpuso el juicio de desafuero, recurso que terminó convertido en un verdadero desgarriate, ya que Cabeza de Vaca no sólo terminó su mandato sino que pudo evadir la acción de la justicia.
Con el amparo de esta pudo huir del país e instalarse en Estados Unidos. Allá también es investigado por el delito de blanqueo de capitales, pero vive cómodamente en Texas y llegó al descaro de decir que ha sido un perseguido político, logró registrarse virtualmente como precandidato a la presidencia de la República y, no obstante las acusaciones por delincuencia organizada, se le otorgó una suerte de coordinación sobre temas de seguridad en la campaña de Xóchitl Gálvez.
Quizá un poco tarde, la FGR impugnó el amparo que la jueza Vega Marroquín le concedió a Francisco Javier García Cabeza de Vaca. Ahora la impugnación está en manos de dos tribunales colegiados de Tamaulipas –justo donde sigue teniendo influencias el exmandatario– y algunas fuentes consultadas afirman que en un plazo de tres meses, más o menos para abril de este 2024, deberán resolver si confirman, modifican o desechan la sentencia de amparo de la jueza mencionada.
En caso de confirmación de la resolución inicial, no habrá otra alternativa que la anulación de la orden de arresto por parte de un juez. Esto sería de forma definitiva y, así, Cabeza de Vaca podría pasar a ser algo así como una gran víctima de la FGR y del gobierno de la Cuarta Transformación.
El caso ha resultado todo un circo: cuando se le empezó a investigar, las autoridades dijeron que tenían pruebas sólidas contra él para desaforarlo y encarcelarlo. Pero el entonces gobernador tenía mucha información sobre los financieros que pagaban las campañas de los candidatos de MORENA. Uno de ellos era Sergio Carmona, asesinado en el estado de Nuevo León y presuntamente relacionado con Mario Delgado, líder de MORENA.
La investigación fallida de la FGR
Desde hace por lo menos cuatro años, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos inició una investigación en contra del gobernador de Tamaulipas, Francisco Javier Cabeza de Vaca, por presuntos nexos con el crimen organizado: se le acusa de haber recibido dinero del Cártel de Los Zetas, el grupo criminal que también financió las campañas políticas de otros dos exmandatarios tamaulipecos -Tomás Yarrington Ruvalcaba y Eugenio Hernández Flores–.
Paralelamente, la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) a cargo de Santiago Nieto hasta noviembre de 2021, detectó movimientos inusuales en las cuentas de Cabeza de Vaca: se trataba de sumas multimillonarias, presuntamente también desviadas del gobierno estatal, que beneficiaron a empresas fantasmas creadas por el exmandatario, según la acusación, para apropiarse del dinero público.
Por ello, la FGR solicitó a la Cámara de Diputados abrir un juicio de procedencia en contra de Cabeza de Vaca, a fin de quitarle el fuero y poder llevarlo a juicio por delitos de corrupción institucional, lavado de dinero y vínculos con el crimen organizado.
El voluminoso expediente que integró la FGR da cuenta de las maniobras criminales del exmandatario tamaulipeco, quien fue impulsado políticamente a través de los hijos de Martha Sahagún, la exjefa de prensa de Vicente Fox que después terminó siendo su cónyuge en el 2000, tan pronto el Guanajuatense asumió la presidencia de la República. Los llamados hermanos Bribiesca, de infausta memoria, hicieron negocios al amparo del poder con Cabeza de Vaca.
Más tarde, Felipe Calderón Hinojosa lo protegió e incluso quiso hacerlo gobernador desde que era presidente, pero el entonces mandatario de Tamaulipas, Eugenio Hernández, lo impidió. Esta confrontación explicaría por qué Cabeza de Vaca encarceló a Hernández, acusado de fraude por la compra de un terreno ubicado cerca del puerto de Altamira, propiedad del gobierno de Tamaulipas, que Hernández compró abaratando el costo.
Mientras, Eugenio Hernández también era buscado en Estados Unidos: acusado de lavado de dinero por unos 30 millones de dólares cuyo origen no ha podido comprobar, aunque él mismo aduce que se trata de dinero obtenido a través de sus negocios relacionados con los bienes raíces. Las autoridades norteamericanas afirman que los recursos provienen de la protección que el entonces mandatario otorgó al crimen organizado.
Cabeza de Vaca también tiene amplia historia: lo mismo lo han ligado con negocios sucios que con el hampa. En 2009, el entorno de Francisco Javier García Cabeza de Vaca –exalcalde de la ciudad de Reynosa– ya estaba plagado de sospechas por sus presuntos nexos con el narcotráfico. En ese tiempo fue que se le relacionó con los negocios realizados junto a los hermanos Bribiesca Sahagún.
En diciembre de 2009, el Comité Ejecutivo Nacional del PAN dio a conocer el resultado de una encuesta entre sus militantes para definir al candidato a la gubernatura de Tamaulipas. En ese tiempo, Cabeza de Vaca competía con José Julián Sacramento Garza, Ramón Antonio Sampayo Ortiz, José Ángel Sierra y Luis Alonso Mejía, pero Cabeza de Vaca llevaba la delantera, pues había empezado su campaña para la gubernatura tres años antes –violando las reglas– y luego se metió fuerte en el ánimo del entonces presidente Felipe Calderón, ya que había operado como enlace entre 430 alcaldes durante la campaña presidencial de 2006.
Los antecedentes de Cabeza de Vaca dan cuenta que en 1986 estuvo preso en McAllen, Texas, por robo de armas –expediente 03645237– y estaba relacionado desde entonces con los hermanos Manuel, Fernando y Jorge Bribiesca Sahagún, con quienes se asoció e hizo multimillonarios negocios. El exalcalde de Reynosa negó haber hecho negocios con ellos, pero aceptó que tenía una excelente relación con los hijos de la exprimera dama Martha Sahagún:
“Si, son mis amigos y me llevo muy bien con ellos, no lo voy a negar, pero con ellos sólo me une una amistad.”
Sin embargo, los hermanos Bribiesca lo acompañaron en su toma de posesión como alcalde de Reynosa, el 1º de enero de 2005; además, su hermano Ismael García ya estaba asociado con Sergio Amaury Flores Pérez, uno de los amigos más entrañables de Manuel Bribiesca.
No es todo: en el entorno político y personal de García Cabeza de Vaca también figuraban personajes del crimen organizado, entre ellos Osiel Cárdenas Guillén, a quien le autorizó la ocupación del Estadio de béisbol “Adolfo López Mateos” para que el capo festejara “el Día del niño”.
Estos hechos alcanzaron niveles de escándalo, sobre todo porque en ese tiempo Felipe Calderón –quien le había declarado la guerra al narcotráfico–había hecho un fuerte llamado a su partido, el PAN, para que no permitiera la infiltración del crimen organizado entre sus candidatos a puestos de elección popular. Pero Francisco Javier García Cabeza de Vaca ya estaba adentro y nadie le puso freno a sus ambiciones políticas.
Las palabras de Calderón, pronunciadas el 17 de septiembre de 2008, se perdieron en el vacío: “Esas plagas sin duda han buscado servirse de asideros políticos en la vida de la nación. La complicidad que los cubre y que hace posible su operación tiene también una cobertura de carácter político y esa cobertura debe ser rechazada por todas las organizaciones políticas nacionales”. Y agregó: “Si digo que esto es un reto para Acción Nacional es porque estoy convencido de que es un reto para todo el sistema político nacional”.
Pero el llamado “Señor de la Guerra” contra el narcotráfico no se dio cuenta –al igual que tampoco se enteró de los vínculos de Genaro García Luna con el Cártel de Sinaloa– que Cabeza de Vaca ya estaba relacionado con el crimen organizado. Al exmandatario tamaulipeco lo seguía una larga estela de escándalos desde 1986.
Regresemos a ese año. Según informes obtenidos en los archivos de la policía del Condado de McAllen, Texas, el entonces alcalde de Reynosa estuvo detenido bajo la acusación de robo de armamento.
Los hechos están asentados en el expediente criminal 03645237 del estado de Texas. El caso fue registrado en la oficina del sheriff de McAllen con el número 86/4632 y el Buró Federal de Investigaciones (FBI) tomó nota del mismo y lo registró con el número 76915EA9.
El expediente citado señala que a las 19:10 horas del 9 de febrero de 1986 “[…] el señor Francisco Javier García Cabeza de Vaca –número de detenido 33696– y otros tres sujetos despojaron a dos personas –Emilio Rodríguez y Diana Ramírez– de diversas armas que transportaban en un vehículo.” El atraco ocurrió en un estacionamiento de los cinemas gemelos Plitt, en la calle 10 norte de la ciudad de McAllen, Texas.
Como consecuencia del robo, Cabeza de Vaca fue detenido el 2 de septiembre de ese mismo año y procesado penalmente junto con sus cómplices: Alfredo Cerda Ramos, El Paya, ejecutado presuntamente por el crimen organizado el 9 de octubre de 1998; Antonio Barba Villanueva, El Toño Barba, asesinado el 20 de agosto de 1999; y Alberto Gómez, La Chona, quien fue acribillado en el 2000.
En su etapa como alcalde de Reynosa, Cabeza de Vaca ya era señalado de tener vínculos con el narcotráfico. El 3 de enero de 2005, por ejemplo, el cadáver de su jefe de escoltas René Izaguirre apareció en la autopista que va a la ciudad de Monterrey. Había desaparecido desde el 31 de diciembre de 2004.
Izaguirre tenía historia: había trabajado varios años a las órdenes de su cuñado Guillermo González Calderoni, el célebre policía del sexenio de Carlos Salinas ligado con los capos de la droga y que fue asesinado en McAllen, Texas, el 5 de febrero de 2003.
Días antes de su ejecución, Izaguirre había anunciado que sería coordinador de Seguridad Pública municipal. Todo indica que su posible arribo a ese cargo no cayó nada bien en el Cártel del Golfo, a cuyos miembros le atribuyeron el asesinato de este personaje.
Durante el tiempo que estuvo ligado a García Cabeza de Vaca, Izaguirre ya había recibido varias amenazas y mensajes del narcotráfico que subestimó. Por ejemplo, su cuñado Raúl Guerra había sido ejecutado; otro cuñado, Jorge Guerra, huyó luego de que su casa fuera cateada por militares que lo investigaban por traficar con drogas en vehículos a los que les colocaba logotipos de la paraestatal Petróleos Mexicanos.
En una ficha elaborada por la entonces Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada (SIEDO) se consignó un dato relevante: “Se informa que a René Izaguirre lo levantaron tres o cuatro días después de que Cabeza de Vaca se reunió en el Embassy Suite de McAllen, Texas, con dos sujetos que manejaban las finanzas de narcos en Reynosa.”
El hecho parece ser producto de una promesa incumplida por Francisco Javier García Cabeza de Vaca de que determinada banda delictiva (presuntamente el Cártel del Golfo) sería la que nombraría al subdirector de la Policía Municipal de Reynosa y no la administración municipal. Este compromiso supuestamente fue adquirido en reciprocidad con las grandes cantidades de dinero del narcotráfico para financiar la campaña del entonces edil.
Y es que las presuntas relaciones de García Cabeza de Vaca con el narcotráfico se hicieron evidentes en 2005, cuando el ayuntamiento que él encabezaba otorgó un permiso para que el capo Osiel Cárdenas Guillén, preso en ese momento en el penal de La Palma, después de haber sido detenido en 2003, pudiera festejar el Día del Niño a unos 20 mil infantes en el estadio de Béisbol “Adolfo López Mateos”. En esa celebración se repartieron más de 20 mil juguetes, 150 bicicletas y cientos de tarjetas firmadas por Cárdenas Guillén en las que resaltaba la frase: “El estudio es la clave del éxito”.
El hecho trascendió y alcanzó niveles de escándalo, tanto, que la entonces Procuraduría General de la República (PGR) citó a declarar a varios funcionarios del ayuntamiento de Reynosa. Cabeza de Vaca dio la cara e hizo frente al desgarriate. El cinismo en sus palabras: “Nosotros otorgamos un permiso, pero no sabíamos quién o quiénes eran los organizadores”.
Una semana antes del evento organizado por Osiel Cárdenas, el mismo ayuntamiento presidido por Cabeza de Vaca había negado un permiso a Radio GAPE para festejar el día de las madres, evento que se venía organizado desde hacía tres lustros.
La PGR inició las investigaciones contra personal del ayuntamiento y se incluyó a María del Carmen Rojas Bernal, quien días previos al festejo del Día del Niño había sido nombrada directora de Seguridad Pública municipal.
Otro de los hombres de mayor confianza de Cabeza de Vaca –Alfredo Leal Guerra, exsubdirector Operativo de Seguridad Pública– había sido detenido el 12 de agosto de 2006 en San Antonio, Texas, con 25 kilos de cocaína. En el momento de su arresto, Leal García formaba parte del equipo de seguridad privada de García Cabeza de Vaca, quien ya era diputado local.
La detención de Leal ocurrió aparentemente de manera fortuita: agentes especiales antidrogas revisaron el vehículo del funcionario. Según el reporte, en el interior del Ford Expedition negro del escolta, los policías hallaron un saco grande de plástico en el que estaba oculta la droga, valuada en unos 400 mil dólares.
Tras la captura de Leal, García Cabeza de Vaca se volvió a deslindar: negó tener vínculos con el traficante de cocaína: “No forma parte de mi escolta”, dijo reiteradamente el entonces precandidato panista al gobierno de Tamaulipas. Sin embargo, el 5 de julio de 2009 varios medios de comunicación tamaulipecos publicaron fotografías en las que ambos aparecían en abierta plática.
Otro de los antecedentes perturbadores que marcaron la historia de Cabeza de Vaca es que, además del narcotráfico, también se habría ligado al contrabando y a la extorsión de importadores textiles, presuntamente en complicidad con los hermanos Bribiesca Sahagún. Estas operaciones datan de 2000, cuando fungía como diputado federal, según denunció María Leticia Ramos Esparza, militante del Partido Verde Ecologista de México y exrepresentante de una agencia aduanal, quien fue encarcelada por presuntos actos de extorsión.
Fechada en 2002, una carta de Ramos Esparza da cuenta de cómo Cabeza de Vaca se enredó en la extorsión de empresarios importadores:
“En 2002, fui notificada por la Secretaría de Hacienda de que unas chamarras de mujer que importó una agencia aduanal de la localidad habían sido clasificadas incorrectamente. En mi calidad de representante de dicha agencia aduanal traté de encontrar una solución justa, a través del diputado federal Francisco Javier García Cabeza de Vaca”, en ese entonces él formaba parte de la Comisión de Hacienda y Asuntos Fronterizos de la Cámara de Diputados.
Continúa la carta: “Me fui a México y durante la plática que sostuve con él me preguntó, entre otras cosas, quiénes eran los importadores de productos imperecederos que utilizaban la aduana de Reynosa. Le comenté quiénes eran los principales importadores y luego me preguntó cuántas operaciones se hacían semanalmente, a lo que le contesté que 500.”
A partir de entonces, dijo Ramos Esparza, el entonces diputado García Cabeza de Vaca cobró cuotas a todos los importadores. Quienes no accedieron a la extorsión fueron bloqueados. En la soledad de una celda del Penal CERESO Dos de Reynosa, víctima del miedo a ser descubierta, reflexiona y se arrepiente de haberle dado a Cabeza de Vaca información de buena fe.
En otro tramo de su carta, Ramos Esparza escribió: “Y desde aquí te hablo a ti, Francisco Javier, para que desde donde andes gozando de una inmerecida libertad, me desmientas. Pero además te pregunto de qué vas a vivir, si de lo que vives es de las cuotas que impusiste a todos los importadores de perecederos, textiles y licores […]”
Entre 2002 y 2005, García Cabeza de Vaca mantenía esa relación con los hermanos Bribiesca Sahagún en otros negocios, como la obtención de concesiones de radio. El enlace, según los datos de esa historia, fue Sergio Amaury Flores Pérez, quien fue subdirector de tránsito municipal en el ayuntamiento de Reynosa.
Flores Pérez estudió con Manuel Bribiesca en Celaya, Guanajuato, donde entablaron una estrecha amistad. Flores Pérez entonces vivía una temporada en Guanajuato y otra en Río Bravo, Tamaulipas. Pronto, el trío conformado por García Cabeza de Vaca, Flores Pérez y Manuel Bribiesca enfocó sus esfuerzos aprovechando sus influencias políticas para concretar diversos negocios.
Con el respaldo de los Bribiesca, García Cabeza de Vaca creó las empresas Compañía Difusora del Noroeste de México y Corporativo Radio del Norte -en el Ismael, hermano de Francisco Javier, aparecía como socio-. Su objeto social era, desde entonces, obtener concesiones de radio y televisión, estaciones terrenas de satélites nacionales e internacionales, así como la realización de investigaciones publicitarias, socioeconómicas y de mercadotecnia, entre otros.
A ellos se les unieron dos de los más cercanos colaboradores de García Cabeza de Vaca cuando fue alcalde de Reynosa: Miguel Ángel Villarreal Ongay (Secretario Técnico) y Horacio Ortiz Renán (Secretario del Ayuntamiento).
Villarreal Ongay se convirtió en socio del corporativo Radio del Norte, según el acta constitutiva formulada por la notaria pública 147 de Reynosa, Enma Alicia Treviño Serna, el 24 de octubre de 2005 (Acta 3393, Volumen CXXll). En tanto, Ortiz Renán apareció como socio de la Compañía Difusora del Noroeste, según el Acta Constitutiva 274 de Reynosa, Tamaulipas.
Por si fuera poco, Manuel Gómez Reséndez y Manuel Gómez García, suegro y cuñado de García Cabeza de Vaca, respectivamente, fueron investigados por la PGR, desde aquella época, por el presunto robo de combustibles en perjuicio de PEMEX, según consta en la averiguación PGR/TAMPS/rey-1/519/05.
En dicha investigación se asienta que la empresa Intertransport Inc. S.A. de C.V. “[…] almacenaba un combustible que emana de los pozos de gas natural que perfora PEMEX y es traficado en el mercado negro por su bajo costo”.
Francisco Javier García Cabeza de Vaca ha sabido combinar bien los negocios con la política: desde 2002 se le atribuyó ser propietario de diversas empresas que utilizó para obtener contratos de obra pública, en presunta sociedad con los hermanos Bribiesca y familiares suyos.
Desde hace casi veinte años se le relaciona con las empresas Grupo Inmobiliario Cava S.A. de C.V., cuya representante es la señora María de Lourdes Cabeza de Vaca Wattenbarger, su madre, y con Sierra Gorda Construcciones, S.A. de C.V., cuyo operador es Salvador González, quien fue proveedor del ayuntamiento de Reynosa cuando Cabeza de Vaca fungió como alcalde de esa ciudad fronteriza.
Política, negocios y narco
El exmandatario tamaulipeco, de acuerdo con las investigaciones, adquirió como gobernador unas cien propiedades dentro y fuera de México: departamentos de lujo, residencias, ranchos, entre muchas más, que rebasan exorbitantemente el monto de sus ingresos como servidor público. Además, Cabeza de Vaca formó parte de los senadores panistas que recibieron sobornos por parte de Emilio Lozoya Austin, director de PEMEX durante el gobierno de Enrique Peña Nieto, para aprobar la Reforma Energética que permitió en ese periodo entregar los intereses petroleros a las empresas internacionales.
Las investigaciones contra Cabeza de Vaca se comenzaron a realizar, tanto en Estados Unidos como en México, con datos y evidencias hasta conformar dos voluminosos expedientes sobre las aportaciones de dinero que –se asegura–realizó el Cártel de Los Zetas para financiar su campaña y la de su hermano Ismael García.
Su caso rememora las acciones criminales de dos exgobernadores tamaulipecos: Tomás Yarrington –actualmente preso en Estados Unidos tras su extradición de Italia– y Eugenio Hernández Flores, ya liberado, pero acusado por un fraude derivado de la compra de un terreno; además, tiene un expediente abierto en Estados Unidos por lavado de dinero al no poder acreditar el origen de 30 millones de dólares.
Los reflectores se encendieron en contra de Cabeza de Vaca cuando Raúl Eduardo Monge Castillo -titular de la Comisión del Agua en Tampico y funcionario de finanzas del gobierno tamaulipeco– fue secuestrado presuntamente por Los Zetas durante 41 días.
Durante su cautiverio fue obligado a declarar que García Cabeza de Vaca ha estado relacionado con el narcotráfico. Sus plagiarios encendieron una cámara y le exigieron a golpes que dijera la verdad. Ahí no tuvo más opción que contar la historia que sabía. Fue grabada y después difundida en medios de comunicación y redes sociales.
Dijo que Francisco Javier García Cabeza de Vaca posee relaciones con el narcotráfico desde hace varios años y relató que cuando fue lanzado por el PAN como candidato, recibió de Los Zetas dos millones de dólares. No fue todo: su hermano Ismael García -dijo- también recibió dinero del crimen. Según expuso, le dieron un millón de dólares. Los recursos fueron utilizados para sus respectivas promociones políticas.
A raíz de estos hechos, ocurridos en 2018, en Estados Unidos el FBI y la DEA abrieron amplios expedientes para investigar los vínculos del mandatario tamaulipeco con el narcotráfico –junto a la historia plagada de claroscuros que tiene Cabeza de Vaca en ese país–.
Sin embargo, el exmandatario goza de un amparo, otorgado por un juez federal, y en Estados Unidos, donde está refugiado, ni siquiera lo persiguen.