Kevin Beovides Casas y el código binario de las trasmutaciones
Todos los hombres son mortales. Sócrates es un hombre. Sócrates es mortal.
Aristóteles de Estagira
En el campo del arte contemporáneo cubano el creador cibernético Kevin Beovides Casas es una figura que destaca por tener una visualidad infrecuente. La técnica que utiliza para generar sus imágenes digitales se conoce como ASCII Art, pero con la ayuda de nuevas librerías de código, este artista ha logrado encaminar los resultados de cada nueva obra realizada hacia el próximo nivel. Existe una imbricación muy poderosa de este modus dicendi filosófico con la poesía concreta, las figuras generadas a base de textos son construidas como una analogía plástica similar a la poesía visual. Beovides puede utilizar palabras, letras o poemas completos, pero el resultado definitivo siempre es la inmanencia y una sintaxis verbal que genera obras que se acercan sutilmente a la academia realista.
En la pieza inicial, “Cerraron sus ojos”, de 2022, Kevin recrea digitalmente la cruz en una plaza de Madrid erigida en recordación de las españolas quemadas por brujería. Normalmente el artista construye el volumen de las figuras con la superposición de textos y el fondo por contraste queda con grandes espacios despejados, en este trabajo ocurre lo inverso, porque el motivo central aparece semi-vacío con apenas una muy tenue insinuación de letras. La cruz recibe encima de ella y sobre el bajo relieve de su base todo el peso de una marea de palabras que funcionan como un cielo de hierro macizo. Esta obra funciona a manera de homenaje a las incontables mujeres asesinadas por la Inquisición, amén de que la caza y la quema de brujas en España fue insignificante comparada con las ejecuciones perpetradas por los pueblos germánicos, anglosajones y franceses. El recién fallecido antropólogo social, historiador y folclorista danés Gustav Henningsen ha arrojado mucha luz con sus extensas investigaciones sobre este escabroso y espeluznante tema de la quema de las brujas y, sobre todo, ha humanizado mucho el recuerdo de estas mártires de la superstición. Con esta obra, Kevin condena el martirio y los asesinatos masivos de mujeres producto del oscurantismo que dominó a las autoridades religiosas cristianas de Europa por muchos siglos.
La segunda obra virtual se titula “En los umbrales del imperio de la muerte” y fue realizada también en 2022. Ante nuestra vista aparece un muro de cráneos humanos que llena completamente el espacio, donde cuatro calaveras destacan de esquina a esquina en el horizonte central de la obra. Como en el Templo Mayor de los mexicas en Tenochtitlán: una cabeza humana sobre otra crea los fundamentos de una estructura monumental. El sitio en el que fue tomada la foto desde donde el artista recreó la imagen es intrascendente, una muerte es todas las muertes y la desaparición física es una fatalidad inminente. La muerte según Heidegger implica asumir la finitud de la existencia misma, porque su imprevisibilidad y su ubicuidad nos aterra y sobre todo nos angustia su naturaleza irreversible. Como en la frase Memento Mei escrita sobre el dibujo de 1505 “Muerte coronada a caballo” de Alberto Durero, este trabajo de Beovides es un doloroso recordatorio de nuestra brevedad como seres racionales y nos lleva hacia cuestionamientos que son fundamentales desde el origen mismo del hombre como especie. La sensación horrible y el pensamiento irracional sobre nuestro destino más allá de la aniquilación y la búsqueda sin esperanza de un esclarecimiento que prolongue indefinidamente la vida.
La tercera pieza en la que nos detendremos es “En el clímax”, también de 2022. Pertenece a una larga serie sobre el desnudo femenino que Beovides lleva trabajando desde hace varios años, con ella el creador obtuvo el segundo premio internacional de arte digital de Samsung en España. En esta obra la modelo dormita acostada con el brazo cubriendo su rostro en medio de una oscuridad tangible, una sensación de calma y sosiego envuelve como un espejismo toda la imagen que parece flotar en el ambiente. La Afrodita Pandemos es la obsesión de este creador, los placeres sensuales y su apetencia como paradigma. Aquí el cuerpo de la mujer se yergue como un leitmotiv que va transformándose en infinitas poses. Como proyectado por un cinematógrafo, se asemeja a un caos ondulante donde las cambiantes curvas van dibujando un oleaje inalcanzable. Como en la escalera de la filósofa Diotima, experta en asuntos eróticos, el deseo por el cuerpo de una persona que consideramos hermosa es sólo el primer peldaño y en el último escalón está llegar a reconocer la noción pura y abstracta de la belleza, donde están presentes todas las cualidades morales de la bondad. De estas afirmaciones concluimos que estamos ante la mujer simbólica, la fertilidad y el comportamiento sexual como discurso metafísico; porque la silueta, a pesar de ser acusadamente erótica, participa también de algo de naturaleza inmaterial.
Por último, nos detendremos en la pieza digital “Sócrates” de 2022. Aquí el artista se apropió de una escultura del rostro de este filósofo de la antigua Grecia y la recreó utilizando el famoso silogismo perfecto de Aristóteles dedicado a él. Beovides nos muestra un Sócrates virtual que fue creado a partir del verdadero, por tanto, el Sócrates virtual tiene la premisa de que puede llegar a ser real. ¿Cuál es el Sócrates verdadero? ¿Realmente existen o coexisten estos Sócrates en un mismo universo? Pueden ser preguntas que nos hacemos ante esta obra. Si Sócrates realmente existe, uno es verdadero y otro es falso. Pero, si Sócrates no existe, ambos, el uno y el otro, son falsos. Será falso decir que él es el personaje histórico y también será falso decir que él es el ser consciente virtual, si ni tan siquiera existe Sócrates. Ahora mismo impera una paradoja o una dicotomía donde se borran las fronteras y está ocurriendo un enconado enfrentamiento entre el mundo físico y fenoménico versus el mundo virtual de las redes sociales y la internet, porque la conciencia humana parece dividirse en el ser real y en el ser digital. Cada día son más los millones y millones de miembros de la humanidad que prefieren vivir sumergidos en la red de redes y desprecian su existencia en la vida física. Estas profundas disquisiciones nos llevan a cuestionar todo lo que “existe” en el mundo y llegamos a la conclusión de que la realidad es el producto del humo de nuestros intelectos.
Como creador de Net Art, Kevin se dedica a la deconstrucción del sistema para armar otro sistema. Toda su morfología visual parte filosóficamente de ir transformando poco a poco el mundo fenoménico y generar una realidad simulada. Como un demiurgo cibernético, este artista multidisciplinario inventó su propio proceso para expresarse. Utiliza un algoritmo para crear y recrear iconografías que son más procesuales que los trabajos anteriores de arte con escritura. La poesía visual es aquí el mecanismo que genera toda una cosmovisión plástica, las letras se entrecruzan y nos muestran figuras que funcionan como arquetipos o reflejos del mundo de pervigilio. En este artista los rostros, los desnudos y demás imágenes representadas funcionan como mapas estelares, porque la sintaxis sensorial de su obra nos remite a las tupidas madejas que existen en el laberinto de los incontables universos.
Kevin Beovides Casas es un adelantado en el arte contemporáneo cubano, pues lleva operando gradualmente desde estos procedimientos desde hace más de quince años. Él ha comprendido como muy pocos del gremio que el ciberarte es inexorable, como irrevocable es la predestinación en tanto concepto dogmático. Porque mantener a ultranza una mentalidad analógica y tradicionalista en la era de la irrupción tecnológica actual y de las inteligencias artificiales, es como ser un monje Digambara del jainismo hindú y estar pidiendo limosnas en el centro de la gran manzana de Nueva York.